6.6.05

AÑADIDOS DE ULTIMO MOMENTO & PIE DE IMPRENTA

A las pocas horas de ser puesta en línea esta bitácora se recibió un mail que se lo consideró más que valioso y generoso, a punto tal de replicarle inmediatamente a su autor y solicitarle al remitente la autorización para ser agregado a este trabajo, algo que aceptó sin dilación alguna y que se agradece de manera muy especial. Aquí está el TXT:

From: "David Hume" <david.hume@XXXX.com>To: agenotinfo@infovia.com.ar

Sent: Tuesday, June 28, 2005 4:43 PM

Subject: Puerta 12

La nota en su weblog me hizo ir a mis recortes y recordar detalles de la tragedia que me tocó cubrir ese día como el reportero de turno en la sala de redacción del Buenos Aires Herald. Fui al estadio y sí vi la salida (o entrada 12) y también fui a la comisaría 33a. a ver los cadáveres, y a los hospitales Pirovano, Rawson, Tornú, y Rivadavia, donde entrevisté a docenas de sobrevivientes heridos. Todos coincidieron que fueron los hinchas deBoca Juniors quienes prendieron fuego a hojas de papel, creo que papel dediario, para luego hacer caer las llamas sobre la muchedumbre que intentaba abandonar el estadio, cuyos molinetes no habían sido retirados de lasalida. La última actualización de la historia que escribí esa noche, los muertos llegaban a 73. En honor al equilibrio periodístico, las autoridades de River Plate me negaron esa noche que los molinetes no habían sido retirados.

Saludos cordiales, David Hume,

Alexandria, Virginia, Estados Unidos.

[N. del E.] El resaltado del nombre del tradicional matutino inglés no pertenece el original. Aparte de reiterar el generoso aporte e intervención de David Hume, por todo lo sucedido en nuestro país y que para nada ha dejado de pasar, resulta hasta innoble callar el papel que ese diario jugó en los días más negros de la negrura que no asoló.


A ULTIMO MOMENTO Y CON UN CLIP
Por el riesgo de caer en aquello que tan ácidamente señalaba Dante Panzeri, en cuanto a que la Argentina es un país que se rehace cada quince días, el tiempo transcurrido desde los sucesos de la Puerta 12 hasta hoy día permiten establecer un consistente e interesante hilo conductor desde 1930, con el relleno y construcción del Monumental sobre terrenos fiscales y con dineros fáciles de la Argentina dispendiosa, todo bajo la batuta de Américo Vespucio Liberti, que terminará preso en Génova y expulsado de por vida del servicio diplomático argentino que todavía quería poner a salvo la imagen nacional de la corrupción generalizada, hasta el 30 de diciembre del 2004 en República Cromañón o Cromagnón, una bailanta convertida mágicamente en miniestadio, todo bajo la batuta tan fantasmal como argentina de Omar Chabán, capitalistas fantasmas, autoridades ausentes sin aviso y bandas rockeras que movilizan a sus fans con una estructura clánica de neto cuño barrabrava. Todo pasando por cada intendente de turno, Alberto Jacinto Armando, el escribano Wiliam Kent y Valentín Suárez, el secretario de Eva Perón y psicólogo laboralista sin título habilitante, jefe policiales, comisarios, bandadas de inspectores.

En líneas generales lo que trasvasa como elemento común estos hechos, con un saldo de 274 muertos y quizá medio millar de víctimas de toda consideración, es el marco del ocio social, el entretenimiento, la más escandalosa necesidad del ser humano (Vicente Verdú), esa ineludible necesidad de pasar de modo agradable unas vacaciones de la realidad (Herbert Spencer) o evadirnos para tratar de despejar la presencia de nuestra inevitable mortalidad, como también la absoluta condición de orfandad del ciudadano argentino común, abandonado a su suerte por un Estado prepotente, cuando no autoritario y asesino, pero siempre irresponsable y no pocas veces obscenamente corrupto. La presencia insoslayable de elementos futboleros, aun en el recital de una banda rockera, a través del montaje de una estructura de clanes heredada de la cultura barrabrava, cuando algunos de esos mismos elementos humanos ex barrabravas o barrabravas en actividad, sin que esto signifique manoplas, piedras, paraguas de colores o lo que sea, pero sí la parafernalia del negocio del transporte de los grupos con la entrada y el suministro de bengalas para este redivivo culto del fuego en una sociedad que hace gala de un neobarbarismo civilizado (Vargas Llosa).

El Monumental es resultado de la Patria Futbolera y de la conversión del fútbol en una cuestión de Estado. Aunque el país estaba por entrar en la cuesta abajo en la rodada, todavía se disfrutaba de la manteca al techo y podían destinarse sumas siempre necesarias en educación y salud pública, más que en otros lados, de manera más o menos disimulada, sin estridentes reproches. Los caracoles, serpentinas o rampas de acceso, ya sea por incapacidad, corrupción o negligencia jamás tendrían que haber sido aprobados. Su permanencia no fue la causal de las masacres de 1944 y 1968, como se pretendió oficialmente, pero como lo azaroso se ensañó en que fueran dos atardeceres invernales de domingos muy grisáceos, nublados, el ángulo demasiado inclinado de las escaleras, los codos de 180° y la falta de iluminación agravaron la situación y como si fuera poco deben haber colaborado directamente en el aumento del número de víctimas fatales.

El primer encadenamiento macabro aparece cuando la criminal apaleadura policial a los plateístas de San Lorenzo que protestaba por el pésimo arbitraje determinó 9 muertes en la puerta de acceso a las plateas altas, al lado de la que va a ser la fatídica Puerta 12, y no sólo se pretende con todo el cinismo oficial y el aparato mediático disponible entonces cargarle la romana a las fallas estructurales, sino que se decide pasar todo para que una comisión inspectora municipal estudie y se pronuncie sobre si tales fallas son o no son fallas.

Haber tardado casi un cuarto de siglo en ir, mirar y tratar expedirse, la decisión de inspeccionar el estadio el martes 25 de junio de 1968 y no poder hacerlo porque todavía estaban contando los cadáveres tibios de dos días antes es un golpe en la boca del estómago muy difícil de asimilar, Imposible de metabolizar. Sobre todo porque lo más macabro, insultante, menoscabante y despreciable afrenta a la gente común reside en que jamás pudo haber sido premeditada. Fue una asquerosidad casual, quiso ser un trámite más, perder una mañana para cerrar un expediente y que se apolille y amarillee en el archivo correspondiente.

Como si todavía con eso no se tuviera suficiente, en el momento de confeccionar este parche añadido, fines de mayo del 2006, Cromañón mediante, la dichosa inspección y pronunciamiento oficial de las materias grises en cuestiones de lugares públicas de esparcimiento no se ha producido ni se producirá. La demoledora eficacia del Proceso de Reorganización Nacional, ya palmariamente demostrada en aniquilar y torturar a una generación, secuestrar chicos y llevar como recuerdo, de souvenir, las pertenencias de todo tipo que no iban a necesitar más, como hasta propiedades inmuebles, también se hizo presente en el Monumental y con contundencia militar procedió a la construcción y adosamiento de los actuales caracoles de acceso, cosa que cuando viniera la FIFA a inspeccionar le pusiera el visto bueno al estadio destinado a las festividades de apertura y cierre del Mundial 78, que con sus entre 583 y 700 millones de dólares de un costo total que tampoco se va a conocer nunca a ciencia cierta, ostenta el triste récord de ser el más caro de la historia en la materia y el único que no le dejó ganancias al país anfitrión. Esto no quiere decir, bajo ningún de vista, que no les haya llenado los bolsillos a los genocidas y alcagüetes afectados en modo directo a perpetrar todo eso.

La Puerta 12 tiene el marco histórico político de suceder un año después que en el mayor de los silencios y las indiferencias el aparato administrador de justicia de entonces desbarató y puso a la luz toda la infraestructura, existencia y alcances el fenómeno barra brava con el asesinato de Héctor Tito Souto (abril 9,1967, Huracán-Racing), El Chico de la Sombrilla de 15 años que nunca tuvo nada en las manos, acaecer un mes después del mayo francés que intentó ser último vagido humanista ante el avance arrasador de la Sociedad de Consumo y su tecnocracia, el año en que el escribano William Kent, consuegro de Vicente Leonides Saadi y suegro Ramoncito, blanquea a la barra brava millonaria porque la derrota en el Estadio Nacional de Santiago de Chile ante Penarlo de Montevideo los había consagrado gallinas para el resto de la historia, y un año antes del primer Cordobazo y ahora sí, la presentación oficial en sociedad de las formaciones de lucha armada y las proyecciones que podía acarrear, aunque luego la hecatombe fuera mucho mayor.


En el personaje de Omar Chabán confluyen elementos aparentemente dispares de la carnestolenda argentina como son el supuesto empresariado nacional, la cultura pop como negocio, los enriedos matrimoniales justo con una ovejita negra artística, descendiente de una tradicional familia oligárquica y liberal que se opuso al Mundial 78 y le costó un bombazo de trotyl en su residencia, más todos los escándalos de práctica con Cemento, un local erigido en el abandonado y decadente sector sur de la ciudad tendrían que haber sido elemento suficiente como para llevar a suponer que fatídicamente lo de Cromañón era lo más probable que pasara. En el medio de la histeria, la conmoción y antropofagia política que va a terminar haciendo rodar la cabeza del electo jefe de gobierno, el ex comunista y fiscal Aníbal Ibarra, del FREPASO, demonizado y convertido en chivo emisario de todas las partículas que en inmediatamente se fraccionó la virulenta reacción general, posiblemente para nada en forma casual toda la prensa inquisitiva y justiciera se olvidó de exhumar un grave hecho ocurrido en el otro local, cuando también por exceso de público, se vino abajo el escenario y una estrellita rockera del momento sufrió graves lesiones en las piernas y el excéntrico personaje, cuyo hermano es concejal justicialista del partido de San Martín, tuvo que afrontar un juicio varias veces millonario por daños y perjuicios.

Cromañón es una Argentina condensada. Lo único claro es que se trataba de un local que no se tendría que haber habilitado ni para vender pororó, pero que se lo abrió para bailanta de un poco más de un millar de personas y terminó en un miniestadio para recitales con alrededor de cuatro mil. En el medio de estas dos cifras se encuentra el consabido y asqueroso bingo de las cifras reales. El asentamiento es una Reina del Plata convertida gracias a un contubernio peronista/radical en otro Estado federal, pero sin aparato judicial y policial propio que en los hechos la dejó como el personaje de la tira Clemente, sin brazos, y ni la Policía Federal ni los bomberos estaban enterados que había más que peligrosamente gente demás y los inspectores de SADAIC, junto con la AFA, el otro ministerio sin cartera de la Argentina, calcularon a ojo de buen cubero unos 2,8 mil presentes, es decir, el doble. Esto es, los 1,4 mil originales o los 4 mil de la histeria colectiva en absoluto estado de orfandad. Y un aparato comercial que en un curioso pacto dejaba a Chabán/Cromañón como locatarios de un local donde la banda de turno llenaba de personas y bengalas para el arcaico ritual de fuego exhumado por las más recientes camadas de jóvenes, algo también comenzado en las tribunas futboleras gracias a los adelantos tecnológicos y la libertad de mercado. La plena conciencia del peligro existente, por conatos de incendios anteriores y las advertencias orales, infernales, en medio de un clima enloquecido, hicieron que la entrada en combustión de los luminosos balines ígneos entraran en combustión con capas aislantes acústicas del techo de un material que si se lo prende fuego produce un gas letal.

En medio de un infernal cruce de acusaciones, gritos, culpas, criaturas de pechos en los baños, salidas que estaban cerradas o abiertas, suficientes o insuficientes, el local del barrio de Once convertido en un clon macabro de las cámaras de gas nazis dejan a la espeluznante cifra de 194 muertos en una cifra todavía benevolente si se calcula el total de gente asistente y que a oscuras, quedó librada a su propia suerte, ya que lo fundamental del socorrismo corrió por cuenta del coraje y la conciencia cívica de los asistentes, varios de los cuales no volvieron del último reingreso para tratar de sacar a un amigo o un compatriota más.

Queda todavía como rémora de lo sucedido aquel domingo de junio de 1968 una rémora más, un elemento aparentemente suelto como es la creciente presencia del automotor como un ciudadano más que pide paso y espacio, respectando cada vez menos las velocidades máximas y los semáforos rojos en calles y rutas cada vez más insuficientes por la multiplicación cariocinética de lo que se echa a rodar, y en aquella época los comienzos de la implantación en Córdoba de una industria acorde que generó otro tipo de obreros, que van a tener otros papeles protagónicos, y las latencias de un hecho donde partidarios de un mismo sector, de una misma insignia, en medio de una gritería infernal, fuego y humo de papeles de diarios se masacra reeditando lo mejor del darwinismo que ya vendrá organizado y estructurado como nuevo modelo social y que tendrá otra función tétricamente de gala en Cromañón, proyecciones o remakes del croquis en la Guerra Sucia desatada oficialmente en marzo de 1976, pero comenzada dos años antes por las Tres A, sino por la vigencia sistemática e in crescendo de lo que se puede ya denominar el Autoexterminio Argentino, un fenómeno para el que se reserva lo mejor de la indiferencia y todo el arsenal de las justificaciones.

Como ya se vio en el cuerpo del TXT, a fines del 2001, el despatarro del triste paso del Chupete De la Rúa, en su momento radiante y mediático mentor de la ley especial que iba acabar de manera fulminante, de una vez por todas y para siempre, con el vacío legal al respecto y la violencia futbolera, cuando ese mamarracho agravó más todo y después él casi termina con el país mismo, codo con codo un ex jefe de inteligencia guerrillera y un economista tecnócrata neoliberal coincidieron en un programa de los llamados progres o psicobolches en colgarle el rótulo de Efecto Puerta 12 a un supuesto exterminio del todo contra todos.

Nada más que con el propósito de apelar a lo frío de los números, sabedores de que las estadísticas no constituyen una ciencia dura ni mucho menos, quitando el marco sociocultural y político de manera arbitraria, con todo lo que eso significa, no falta mucho para la medianoche de este día y cuando eso suceda inevitablemente, como final normal de toda jornada, habrá entre 25 y 30 argentinos menos, otros tantos quedarán parapléjicos o casi totalmente inhabilitados de por vida, mientras que una cifra oscilante entre 200 y 300 sufrirán heridas y/o mutilaciones toda consideración, pero menos graves. Se trata de la mayor causa de muerte infantil y la franja etaria de la mayoría de las víctimas está en los 20-25 años. El llamado costo social de este hecho, producido a fuerza de darse piñas radiador contra radiador a 140 o 160 kms/hora, correr picadas, licencias profesionales truchas para transportistas de cargas y pasajeros con la vista gorda de los gremios respectivos y las consiguientes dependencias estatales, condiciones infrahumanas de trabajo para los choferes de larga distancia sobre todo en épocas de vacaciones, donde duermen poco y comen peor, oscila entre los 6 y 9 mil millones de dólares anuales.

Ahora bien, pasado el sofocón del supuesto Efecto Puerta 12 ya mencionado, un fantasma que para nada ha sido erradicado y una espada de Damocles que sigue pendiendo sobre el destino inmediato, insistiendo en que se va a hablar simplemente de números, desde el 10 de diciembre de 1983, en que se recuperó la institucionalidad, hasta aquí, con la tilinguería macroeconómica que en estos días festeja que lo único que ha aumentado en más de un 75% es la venta de 0 kms., las cifras indican que en materia de víctimas fatales se han producido cinco (5) Procesos de Reorganización Nacional y el buraco económico que ha dejado como consecuencia y se disfruta de dos (2) Deudas Externas más. Entonces, ¿qué se quiere significar exactamente con el alma en pena rondando del Efecto Puerta 12? AR

La primera edición de este trabajo, en papel, apareció en Informes del Sur N° 64, de las Ediciones BP, aproximadamente en julio del 2005, Buenos Aires, 26 págs. Se puede conseguir todos los sábados a la mañana, en el puesto que Baires Popular tiene en Boedo y Pasaje San Ignacio, junto con otros de la colección.

Una edición revisada, ampliada y con mayor bibliografía forma parte del FUTBOL S.A. - Juego, Industria del Espectáculo y Cultura de Masas, Ediciones de la Abeja Africana, Buenos Aires, noviembre 2005, 180 págs., que también se puede conseguir en el mismo lugar o por correo.